domingo, 6 de enero de 2013

El día de la ilusión

En días como hoy, recuerdo mi infancia y me viene aquella ilusión. La ilusión de levantarme para asomar mi cabeza hacia el árbol de navidad, y encontrarme allí montones de regalos; y me los encontraba. En realidad, prefería que fueran para mí, pero para quién fueran los regalos no me importaba. La alegría venía al sentir sensación de saciedad de regalos: y cuando más grandes mejor. Regalos por todos los lados del árbol. Para mí, ese era el día. La simple ilusión de ver regalos me sobrepasaba.

Pasaron tiempos mejores, eso esta claro. Porque después llegó una época en la que esa ilusión cambió. Me conformaba con, simplemente, asomar la cabecita y ver algún regalo para cada uno. En realidad, no fueron tiempos fáciles por motivos personales y por eso, la ilusión de ver miles de regalos amontonados en la cuna del árbol se convirtió en la de que hubiera, al menos, algún regalo para toda mi familia. Crecía y empezaba a mirar un poco más por mi familia, y además en aquella edad comprendía algo que me iba a servir para toda la vida: que el dinero no cae del cielo.

Luego, crecí más (mentalmente hablando) hasta hoy. El regalo pasa a un papel secundario en esta historia. Personalmente, aunque me importaban (como a todos), lo que más me gustaba a partir del cambio era el significado del mismo día de reyes. No por los regalos, sino por la cantidad de millones de niños que tenían la misma ilusión que yo tenía cuando era un pequeñajo. Esa sensación de: ''hoy es el día en el que millones de niños no pueden dormir esperando a ver su árbol lleno de regalos... que ilusión tenía yo cuando era pequeño'', es la que me llenaba y la que actualmente, sigue llenándome. El motivo de mi resumida biografía es que hoy me he levantado con ilusión. No por mí, sino los que disfrutan de los momentos que viví yo cuando era niño.

Para terminar, en esta entrada me gustaría remarcar a aquellas familias que no pueden disfrutar de un solo regalo (cabe puntualizar que cada vez hay más). Gracias a grandes corazones, hay miles de asociaciones que están colaborando para que éstas sepan lo que es la ilusión de ver un regalo debajo del árbol. Estoy absolutamente seguro de que disfrutarán del día mucho más que aquellos que tengan los árboles repletos. Eso sí es ilusión en mayúsculas. Muchísimas gracias por su colaboración, de verdad.

Tranquiliza muchísimo ver que existen personas que se preocupan por los más desafortunados. En todo caso, espero que hayáis tenido ilusión. En días como hoy, es lo más importante.

Muchísimas gracias por leerme, Tortugas :)

La Tortuga de MN


2 comentarios:

  1. Muy conmovedora la entrada, me he sentido plenamente identificada con tus palabras.

    En mi familia yo he sido siempre la única niña, pues no tengo hermanos ni primos, y hasta hace unos años yo era el motivo por el que las celebraciones valían la pena, por la que mis padres ponían los regalos en el comedor cuando yo ya estaba en la cama, y se bebían y comían los polvorones y el anis que dejaba bajo el árbol "para los reyes" para que yo creyera que eran sus majestades quien las habían consumido. Por mí se ponía el árbol y el belén, y por mí se iba siempre a la cabalgata.

    Ahora seguimos haciendo algunas de las cosas, y seguimos disfrutándolo no digo que no, pero aunque no lo quiera no es lo mismo. Y, ya que yo no puedo serlo, yo también llevo algunos años echando de menos la figura de un niño por el que regrese esa ilusión.

    Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Exacto. En realidad, es así. Por una parte la felicidad de tu familia al verte con la ilusión que crea ese día, y por otra parte tu entusiasmo para que llegue el día.

    Para mí, era el día más importante del año. Y probablemente, aunque todo ha cambiado al crecer, lo continúa siendo. Y todo porque ahora la alegría la tienen mis familiares más peques y otras personas que viven con esa felicidad de ser ellos los protagonistas

    Saludos! :)

    ResponderEliminar